¡Vamos, Gatos!

Nina se puso el uniforme y comprobó dos veces su aspecto en el espejo. Aquella falda le hacía un culo un tanto respingón que esperaba que le diera el puntito sexy que necesitaba.
Por enésima vez ensayó con los pompones mientas chillaba lo de dame una G, dame una A, ahora una T, blah, blah, blah. Se lo sabía perfectamente y si con su nueva agilidad felina no entraba en el equipo de animadoras iba a matar a alguien. Metafóricamente, claro.
Bajó a la cocina donde su madre la esperaba con el desayuno. Un bol para ella, tortitas y una taza de café que su madre sujetaba pensativa. Al verla bajar le lanzó una mirada reprobatoria.
— ¿A dónde se supone que vas así?
— Tengo las pruebas hoy, Joyce — Nina se sentó a la mesa y contempló las tazas rebosantes de sangre tibia y las tortitas—. ¿Por qué sigues cocinando?
— Porque tenemos que aparentar normalidad. Y bien, genio, ¿cuál es tu superplan para hacer la pruebas a pleno sol sin desintegrarte?
Nina contempló el soleado día que se intuía a través de los espesos cortinones. No había caído en eso cuando le suplicó a su madre que la convirtiera.
— ¡Oh, mierda!
Escrito para Reto Vampiros en todas partes - Reto 3 - Problemas adolescentes (viñeta en 200 palabras) de Wattvampiros

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